Usos, Costumbres y Mujeres.

Elección municipal en Guevea de Humboldt.

Por Nael Ramírez Domínguez.

Tan sólo faltan días para renovar a las autoridades municipales de Guevea de Humboldt, ir a ejercer la voluntad hacia uno u otro candidato con la firme esperanza de llevar a nuestro pueblo hacia una dirección que le de desarrollo productivo y por ende social.

Guevea como otros 417 municipios en el estado renovará representantes populares por el sistema de Usos y Costumbres, mecanismo ancestral que garantiza la “democracia” directa en la toma de decisiones del colectivo; mecanismo reconocido por nuestra carta magna en el apartado A de su segundo artículo referente a la libre determinación y autonomía de las comunidades indígenas para con su régimen interno.

Los usos y costumbres son loables en el sentido que da legitimidad a las prácticas de organización social que un pueblo considere pertinente para su vida política, mas sin embargo, como todo ente social tiene imperfecciones que hoy día deben de ser analizados para con ello ser superados.

En el caso particular, en los Usos y Costumbres de ésta comunidad zapoteca, la voluntad popular sólo es un término vacuo relativamente, ya que sólo asisten a votar ciudadanos masculinos de diez y ocho años en adelante, dejando a un lado esa valiosa percepción y energía contenida en la féminas del pueblo.

Ésta discriminación hacia las mujeres hace necesaria e imprescindible la crítica del modelo de participación política local, ya que en pleno siglo XXI y a mas de cincuenta años de que las mujeres obtuviera el derecho al voto activo y pasivo en nuestro país, hoy día se violenta la constitución al negar la equidad de género en lo referente al sufragio universal; y es que nuestra ley máxima en el mismo apartado que da autonomía a las comunidades indígenas manifiesta que dichas comunidades pueden actuar consensuadamente y “elegir de acuerdo con sus normas, procedimientos y prácticas tradicionales, a las autoridades o representantes para el ejercicio de sus formas propias de gobierno interno, garantizando la participación de las mujeres en condiciones de equidad frente a los varones, en un marco que respete el pacto federal y la soberanía de los estados” ( art. 2, apartado A, párrafo III).

Así la participación femenina es claramente argumentada y respaldada por nuestra constitución, mas son las condiciones políticas coyunturales las que alejan de ese derecho imprescindible -para cualquier sociedad que se jacte de civilizada- a las que día a día construyen éste gran país.

Teniendo de manera extremadamente general –pero no por ello inútil- la explicación de la legalidad del voto femenino en una comunidad que se rige por el sistema de Usos y Costumbres, es necesario el reflexionar sobre la pasividad que guardamos muchos para con el derecho de la mitad de nuestro pueblo.

El machismo ha permeado nuestra sociedad en general como lastre que dejo la organización patriarcal de producción económica, mas es hoy cuando las condiciones materiales acaban con el tabú del jefe de familia otorgada a los varones, es hoy y ante esa condición que la juventud, la nueva generación debe tomar el rumbo de su futuro hacia una convivencia digna.

La razón y legalidad respaldan el ansiar del voto universal gueveano, sólo se requiere voluntad política de la asamblea comunal para optar por la inclusión de las mujeres en el sistema político municipal. Pero esa voluntad política no nacerá de la simple evolución de los procesos políticos internos, sino de un claro movimiento ciudadano que reclame y logre el fin de la discriminación femenina.

Ahí radica el deber de la juventud.

En este proceso electoral que se avecina, nuevamente maria, paula, ines, rocio miraran a lo lejos cómo se adueñan de su futuro, cómo moldean sus pasos que habrán de dar. Ésta elección en el bicentenario es un caso perdido en lo particular, pero no queda mas que preparar los próximos comicios donde todos se integrarán.

Fraternalmente NaelRD.